Ese mismo año mi vida cambió por completo, viví algo muy doloroso. Mi papá fue declarado culpable por asesinato y se lo llevaron esposado a la cárcel. Jamás pensé que algo así podía pasar y ni siquiera pude despedirme de él. Después de ese momento, solo sentía dolor, confusión e incertidumbre. Mi hermano no soportó el dolor, empezó a consumir drogas y un año después murió.
Formar parte de FundaVida me ayudó muchísimo a poder recuperarme. Yo no quería ni siquiera comer, pasaba muy triste, me estaba yendo mal en la escuela y hasta pensé en suicidarme. Cuando los profesores se dieron cuenta de lo que había pasado me apoyaron mucho. Me metí en todas las clases que pude y empecé a ir donde la psicóloga.
Toda esta ayuda ha hecho que pueda ver las cosas de una manera diferente. Descubrí que puedo salir adelante y que puedo tener esperanza. No ha sido fácil, pero con el tiempo, he mejorado mi autoestima, la confianza en mí mismo y a valorar más la vida. Hasta inicié un pequeño negocio de vender apretados.”